Cabo de Gata (Día 0.2)

andrea gonzalez
20 may 2017
2 Min. de lectura

Dia 0.2

Hace 1 semana de aquel día. Os contaremos lo que recordamos.Aquella noche dormí estupendamente. Abrí mis ojos y di el aviso a Fulvio que se podía hacer café.Después de desayunar fuimos a la playa, a hacer un poco de deporte, había poca gente. Aunque los movimientos de furgonetas empezaban. Muchas se habían ido, entonces otras tantas se situaron en primera fila de mar. Nosotros no nos movimos, pero si intentamos poner el toldo, cosa que hubo que abortar al ratito por el fuerte viento.Despertarte a pocos metros de la playa, dormir bajo un cielo estrellado escuchando el mar, fumarte un cigarro en la total oscuridad y silencio, son las primeras luces que nos ofrece esta aventura.Más allá de los metros que nos ofrece la cosetti, el espacio exterior se suma, se abre y te hace sentir en un lugar más amplio de lo que parece.Por otro lado la convivencia es mas intensa, más íntima. Cualquier mínima acción en la ac, necesita una supervisión de la torre de control de Houston, cualquier mínimo error puede llevarte a abortar la misión.Al medio me fui a la calita del playazo. Hermosa, bella, me hacia sentir que estaba en Ibiza. El agua estaba helada, pero al segundo intento no pude resistirme y me di mi primer chapuzón del verano. Mientras Fulvio cocinaba en la cosetti aquellos maravillosos tomates que nos regalaron en rodalquilar.Mas tarde hice una ruta por la calita ofreciendo el macramé que hacemos, llevaba las nuevas tobilleras gipsy, gustaron mucho aunque había poco capital. Me recomendaron que fuera a las negras a vender, pero eso lo dejaríamos para otro viaje.Disfrutamos las últimas horas antes de volver a casa.Reflexiones:

¶Comer, es zen.

¶Limpiar los platos, es zen.

¶Moverse en la ac es tantrico.

¶Descargar las aguas grises y negras es de faquir.

¶Abrir el tapón donde se recarga el agua, es un misterio

.¶Conducir a 80 km por hora es una meditación activa.